Todos hemos tenido que trabajar horas extras en algún momento de nuestra carrera profesional. A veces es por una urgencia, otras por un exceso de trabajo o por proyectos de gran relevancia.
No hay nada de malo en hacerlo ocasionalmente, pero si se vuelve una costumbre, conviene reflexionar sobre ello. Para las empresas, el abuso de las horas extras puede indicar una deficiente planificación del tiempo laboral o una distribución inadecuada de los recursos.
Trabajar horas extra no suele ser del agrado de nadie. La mayoría de las veces se hace por necesidad: porque un proyecto se ha complicado o alguien se ha equivocado en sus cálculos.
Pero también pueden ser una ventaja, para obtener un ingreso extra o una mayor flexibilidad de horarios, con las que algunas personas acceden voluntariamente.
Si las horas extras se pagan en la organización, uno de los beneficios más evidentes para el empleado es el aumento de sus ingresos. Según el marco legal, o el convenio colectivo, el valor de las horas extras puede ser mayor al que se cobra normalmente.
Hacer horas de trabajo extra también puede ser una forma de conseguir más días libres: es frecuente que las empresas compensen las horas extras con días de vacaciones.
Para las organizaciones, las horas extras suponen contar con una fuerza laboral más adaptable. Problemas inesperados o falta de personal, atascos o sobrecarga de trabajo por la estacionalidad de la actividad son mucho más fáciles de resolver sin necesidad de contratar más personal y ayuda a evitar parones en el trabajo. Asimismo, algunas tareas como, por ejemplo tareas de mantenimiento, sólo se pueden hacer fuera del horario habitual de trabajo. Además, trabajar horas extras implica una mayor exposición a diferentes situaciones y desafíos laborales.
Cuando hay mucho trabajo y resulta muy difícil cumplir con los plazos fijados, las horas extra pueden ser una alternativa temporal para terminar el trabajo a tiempo. En situaciones en las que hay proyectos urgentes, demandas imprevistas o un incremento súbito de la carga de trabajo, las horas extra pueden ayudar a evitar demoras y asegurar que las tareas se finalicen dentro de los plazos previstos. Sin embargo, no llegar a los plazos fijados puede deberse a una mala gestión del tiempo.
Por otro lado, hacer horas extra puede tener un efecto negativo tanto en lo personal como en la gestión de recursos humanos.
Las horas extra implican un pago extra por parte de la empresa incrementando así la partida salarial. Es posible que no se respeten los presupuestos anuales y puede afectar la capacidad de la empresa para generar beneficios y reinvertir en el crecimiento del negocio.
Aunque parezca contradictorio, un abuso de horas extra puede causar una pérdida de productividad a largo plazo. Trabajar durante largas horas de forma continua es equivalente a incrementar la carga de trabajo, lo que puede resultar en cansancio físico y mental. El cansancio y la falta de descanso pueden afectar a la concentración y la capacidad para tomar decisiones efectivas y aumentar considerablemente el estrés.
Los empleados pueden sentirse desanimados, insatisfechos y menos comprometidos con su trabajo, lo que influirá directamente en su rendimiento. Es por eso, que es muy importante que los empleados hagan una buena distribución de sus tareas y proyectos. Una mala planificación de las labores puede generar trabajo de más que se podría haber evitado siguiendo una buena organización.
Hay que buscar un equilibrio adecuado entre la necesidad puntual de horas extra y el bienestar general de los empleados para garantizar un entorno laboral lo más saludable posible y productivo.
La desconexión digital busca establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal, lo que incluye evitar las horas extra no planificadas.
Además, puede conducir a una mayor productividad y eficiencia en el trabajo. Al establecer límites y evitar las horas extra innecesarias, los empleados tienen la oportunidad de descansar y recuperarse, lo que a su vez aumenta su nivel de enfoque cuando están en el trabajo. Asimismo, la desconexión digital promueve una mayor atención y concentración en las tareas laborales, lo que puede llevar a una mayor eficiencia en el trabajo realizado dentro de la jornada ordinaria.
Del mismo modo, las horas extra pueden tener un impacto negativo en la salud digital de una persona. Pasar largas horas frente a la pantalla puede provocar fatiga visual y tecno estrés laboral. Esto puede ser aún más acentuado cuando se realizan horas extra, ya que implica una exposición prolongada a la pantalla.
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Economía Social, las empresas tienen que cumplir el número máximo de 80 horas extra anuales para contratos de jornada completa y compensar adecuadamente cada una de esas horas extra. En este caso, las empresas tienen que evaluar si esas horas extra son realmente necesarias y reportarán beneficio. Lo bueno es que esa decisión es unilateral, ya que si el trabajador tiene necesidad de prolongar la jornada, ahora tendrá que ser bajo la autorización formal de su responsable directo.
En cualquier caso, si todavía no lo tienes, un software de control horario te hará la vida más fácil. Su objetivo es saber el número de horas trabajadas por cada empleado, la puntualidad y las posibles incidencias. Y con él podrás contabilizar las horas extra que haga tu equipo. No se te escapará ninguna, como con otros métodos más tradicionales (las hojas de Excel, por ejemplo), y podrás gestionarlas mejor y ver si son realmente necesarias.
En resumen, las horas extra pueden ser un recurso valioso en el entorno laboral, pero es importante tener en cuenta tanto las ventajas como las desventajas asociadas con ellas. Para maximizar los beneficios, es esencial establecer un equilibrio adecuado. Fomentar una cultura que valore y respete el tiempo de descanso y la vida personal puede contribuir a un mayor compromiso, satisfacción y rendimiento de los empleados.