El ciclo de vida del empleado es un concepto que hace referencia al desarrollo del trabajador en una misma empresa. Generalmente, el término se utiliza en al ámbito de la gestión laboral para dar una respuesta apropiada a las necesidades de cada trabajador.
Las etapas en la vida profesional son las mismas para todos los empleados pero no todos ellos responden de manera idéntica a los estímulos que reciben en cada una de ellas. Cada etapa trae consigo diferentes expectativas y tareas tanto para el empleado como para su empleador y las fases sucesivas se combinan para formar un ciclo.
Conocer el ciclo de vida del empleado en la organización resulta fundamental para que el trabajo del departamento de Recursos Humanos sea mucho más eficiente. Cuando se analiza el ciclo de vida de sus empleados se encuentra con los siguientes beneficios:
Construir una marca con la imagen adecuada, fiel a su misión, visión y valores, e idealmente una marca que cumpla con la idea de equidad, atraerá a los mejores candidatos a su empresa. Atraer el mejor talento es uno de los grandes retos del departamento de RR. HH., que de este modo puede simplificar e incluso suprimir los procesos de selección
La puesta en marcha de un proceso de reclutamiento y selección de personal es una de las tareas más exigentes para cualquier responsable de RR. HH. Junto con la búsqueda del mejor profesional posible para cubrir las necesidades de la empresa, conviene prestar atención a la conocida como “experiencia del candidato”. Para poder atraer a los mejores, necesitará una excelente propuesta de valor al empleado (EVP):
El onboarding es una parte crucial para la empresa, ya que es la primera vez que un nuevo empleado entra en contacto con ella, lo que supone que es la primera oportunidad de la empresa para estimular a sus empleados. Además, dentro del proceso de inducción laboral, es importante que los nuevos compañeros se familiaricen con el equipo y las estructuras corporativas. Cuanto más fluido sea el onboarding, más fácil será para los nuevos empleados conocer las expectativas que se tienen de ellos.
Es una de las etapas más largas del ciclo de vida del empleado. Una vez que el trabajador se ha asentado en su puesto, la empresa puede fomentar su desarrollo profesional mediante diferentes medidas como la promoción interna o los incentivos a la formación. De este modo, el empleado mejorará sus habilidades y capacidades laborales, en beneficio propio y de la compañía.
Si conseguir buenos empleados puede ser todo un reto, retener el mejor talento es quizá más importante para las empresas. Los empleados más ambiciosos deben contar con alicientes que justifiquen su continuidad en la compañía y refuercen su afán de superación. Esta fase es, en realidad, una etapa más del desarrollo profesional, puesto que implica el reconocimiento de los empleados.
La insatisfacción a largo plazo por una o ambas partes puede provocar la salida de un empleado de la empresa, pero puede que haya otras razones. Independientemente de la motivación detrás de esto, la salida de un empleado siempre debe ser profesional y constructiva. Con la ayuda de una encuesta de salida o una entrevista con el empleado, en esta fase se puede descubrir el potencial de optimización. También es importante que la empresa evite posibles incertidumbres dentro del equipo.
Convertir a los antiguos empleados en potenciales embajadores de la marca es un proceso que arranca en el mismo momento de su incorporación a la empresa. Si se deja una buena imagen en el profesional, este recomendará la compañía a otros trabajadores, expresará buenas opiniones sobre la misma y, por qué, podría incluso regresar tiempo después.