Muchos de los estudiantes y trabajadores suelen clasificarse como ‘alondras’ o ‘búhos’ según el momento del día en el que son más productivos.
Podemos decir que, aquellos que retienen mejor los conceptos o su productividad es mayor durante la mañana son alondras, mientras que los que se concentran mejor en las horas de la tarde o incluso de la noche son considerados búhos.
Existen diversos factores que influyen en el hecho de pertenecer a una u otra categoría, como la edad, aunque la mayoría de ellos están directamente relacionados con la cantidad y calidad del descanso nocturno. En particular, todo está relacionado con los llamados ritmos circadianos u oscilaciones de las variables biológicas que suceden en intervalos regulares de tiempo, como el sueño por ejemplo.
Un estudio de la Universidad de Granada utiliza estos parámetros para distinguir entre personas matutinas y personas vespertinas, y sugiere que dichos ritmos circadianos deberian ser tenidos en cuenta a la hora de establecer turnos de trabajo en las empresas.
Aceptando que cada persona tiene un momento del día en el que su rendimiento es mayor, tendría todo el sentido del mundo adaptar la distribución de tareas a ese calendario vital, especialmente en esta época en la que estamos donde la flexibilidad horaria y laboral està a la orden del dia.
Cada persona es un mundo, y por eso es esencial tener un profundo autoconocimiento de las propias capacidades y ritmos vitales a la hora de planificar una jornada laboral. Sin embargo, es posible identificar ciertos patrones de comportamiento compartidos por un amplio número de trabajadores.
Este sería, para una empresa, una distribución estándar de tareas en función de los diferentes momentos del día.
Primera hora. Este es el momento de hacer una primera aproximación pausada de lo que será el resto de la jornada. Un espacio adecuado para chequear el calendario, rehacer la agenda, responder e-mails o crear la lista de tareas pendientes completando alguna que pueda solucionarse de una manera corta y sencilla.
9:30 – 11. Una vez la mente empieza a despejarse y a coger velocidad, ya estamos en disposición de realizar tareas de mayor envergadura. Es un buen momento para interactuar con compañeros y clientes; celebrar reuniones de seguimiento o arranque de proyectos y recopilar o consultar documentación que necesitaremos para el desarrollo de los mismos.
11 – 13. Lo mejor de nosotros mismos suele llegar en esta franja. Por lo general son las horas en las que nuestra mente está en disposición de ofrecer sus mejores prestaciones y mayores niveles de concentración. Hay que aprovechar el momento para realizar las tareas principales, más laboriosas y que requieran mayores esfuerzos, ya sean físicos o mentales, especialmente si son en equipo.
13 – 14. El esfuerzo sostenido durante la etapa anterior comienza a pasar factura. Las tareas avanzan con la misma fluidezy baja el rendimiento, por lo que, si las urgencias del día lo permiten, puede ser un buen momento para realizar otro tipo de actividades. Por ejemplo, realizar llamadas o consultas rápidas pendientes con compañeros o proveedores.
15 – 16. La pausa para comer trae el merecido descanso, pero también un descenso de los biorritmos. Tras el parón, resulta muy difícil volver al nivel de productividad anterior. Es mucho más plausible que la recuperación de la productividad sea gradual. Por esa razón, es un momento de la jornada para dedicarse a tareas mecánicas o que no requieran de mucha concentración, por ejemplo, las de carácter administrativo.
16 – 17:30. Se empieza a recuperar el ritmo óptimo de trabajo, y ya se pueden retomar tareas más complejas o de largo alcance; las mismas de la mañana, o bien otras diferentes que nos permitan renovar enfoques y poner en juego habilidades distintas. Es un buen momento para afrontar tareas que requieran altas prestaciones de trabajo individual.
17:30 – Acercandose el fin de la jornada, las últimas horas del día son para la recapitulación y la interacción social. Por ejemplo, pueden destinarse a preparar la siguiente jornada, a una última (y breve) reunión de equipo o a asistir a eventos de networking fuera de la empresa.